La sonrisa del melón, de Carlos del B. Iglesias


Propuesta musical para escuchar mientras lees

 

la pandilla
La bondad del lado oscuro

Clasificación: Novela
Editorial: Círculo RojoLa sonrisa del melón, de Carlos del B. Iglesias

Son muchas las claves de lectura que se van ocurriendo a vuela pluma cuando uno comienza la reseña de esta novela.
La primera, la falsa apariencia de obra cómica sin fondo y para pasar el rato. Nuevamente, encontramos un libro que tiene mucho de filosofía de la calle, de sentido común y de reflexiones útiles para el día a día.
Por ejemplo, esa que nos advierte que cuando está uno en una partida de póker y no ha localizado al pardillo en diez minutos es que el pardillo es uno mismo.
Por otro lado, tiene un descaro propio del aficionado del At. Madrid. De quien habla claro y sin pelos en la lengua. Le pasaba a Jesús Gil, pero antes que él a Cabeza y después al propio Cerezo. ¿Que pierden los nervios? Natural, toda la vida tragando, no van a perderlos.
El caso es que se trata de un libro supuestamente para lectores masculinos que creo disfrutan, y mucho, también las lectoras. Un nuevo mito roto ese de que las mujeres no pueden leer una prosa escrita desde la otra orilla sin complejos ni tapujos. Igual pasa con los lectores, por lo menos, con quien está al teclado. Boberías me parecen esas que consideran que no somos capaces de leer una buena historia romántica y disfrutar de la forma de sentir y de pensar de ellas.
De hecho, esa es la fuerza del protagonista. Su interés y compromiso en conocer a las mujeres a fondo, leer revistas femeninas y saber en qué piensan, como en la película de Mel Gibson.
Van a gustar también las referencias a series de actualidad, a música que quien más quien menos, va a conocer y ese parecido razonable con uno de los protagonistas de una de las series de más éxito en el panorama nacional, “Águila Roja” porque ese afán de vengar la muerte violenta de su esposa embarazada no me quita la idea de la cabeza. Había que buscar un motivo a toda esta locura de un vengador que me recuerda a la “Biblia” también. En concreto, a esa parábola en la que debemos estar alerta porque en cualquier momento puede llegarnos la hora de la verdad y el juicio sumarísimo que nos ponga cara a cara con ese examen de conciencia que dé o quite un sentido a nuestra vida.
Por eso, aunque las propuestas musicales del libro sean abundantes he elegido como propuesta de fondo musical este alacrán de, “La pandilla” que está al acecho y que define muy bien al protagonista y la historia. Que la disfruten.
No puedo terminar la reseña sin decir que ese prólogo de Jorge Magano vale mucho por lo breve, por lo bien escrito, y porque pone en sintonía de tal manera que será muy difícil no leer y comprar el libro a quien lo lea.
Formalmente, se trata de un libro tan ligero y refrescante como el contenido y como ese melón que aparece en el título y que tanto apetece ya a estas alturas del año. Un año pesado que pide a gritos verano, sandía, melón y mucha fruta en general. Que lo disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado
Doctor en Lengua y Literatura

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